19 diciembre 2016

El hombre como tornillo de una máquina, no como humano.


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Esto es viejo. Charles Chaplin, a principios del siglo pasado lo grito en silencio en cada una de sus películas. Pero nadie lo escuchó, y nadie parece escucharlo ahora. Y no somos capaces de escuchar, o de  ver, simplemente porque el consumo fascina, porque droga, porque da una sensación de  comodidad y poder. Pero pare un rato, haga un silencio, y pregúntese esa sensación cuánto dura, y qué cambia realmente en usted como ser humano integral, sus relaciones, su calidad de vida.


Yo me lo pregunté, me lo pregunto todos los días. Cuando compro algo, la satisfacción puede durar un par de días, tal vez tres, a lo máximo, y luego viene la costumbre. Normal. El ser humano, como cualquier criatura, es instintivo. Tenemos necesidades, y una vez saciada esa necesidad, quedamos satisfechos por unos instantes. Sólo que ese nivel de satisfacción es como el proceso que hace engordar a una persona. Aquel que come lo que realmente el cuerpo necesita para vivir, tendrá un estómago pequeño. La sensación de hambre vendrá, como en cualquier ser vivo, sólo que será saciada fácilmente y con poca comida. Pero una vez la persona comienza a ingerir alimentos en exceso, el estómago comienza a crecer, y cada vez será más difícil llenarse.

Así ocurre con la codicia humana, y con el proceso del deseo y la satisfacción. Las personas simples, tienen las necesidades iniciales que cualquier ser humano puede tener. Pero esas necesidades se llenan fácilmente con las cosas que suplen esa necesidad de vida, tales como alimento, vestido, esparcimiento, un techo, algún tipo de mobiliario.  Estoy tratando aquí solo las necesidades materiales del hombre. Entonces, cuando una persona comienza a ganar dinero en exceso, sus deseos se incrementan, y cada vez será más difícil encontrar la satisfacción. ¿Entonces qué hay qué hacer? Ya no es suficiente un trabajo, sino se necesitan dos. Ya no es suficiente un almacén, hay que abrir una sucursal, y contratar a personas por menor salario que el que uno se pagaría a sí mismo. El empleado es solo un nombre, una cifra en el balance, un activo más que se mantiene mientras convenga.

Hay que crecer. Pero el crecimiento tiene un límite, luego del cual, cualquier cosa se deforma. Las cosas, cualesquiera que sean, tienen un crecimiento que les da belleza y desarrollo. Ultrapasado ese límite, la cosa, persona, empresa, sociedad, etc. comienza a deformarse. Es así que está pasando con nuestra sociedad.

Parece una enfermedad contagiosa. Los países llamados emergentes tienen que producir, consumir, explotar. Son llamados emergentes fundamentalmente porque hay muchas personas, y cualquier producto que logre entrar a uno de ellos, garantizará la riqueza de unos pocos. Pero no hay retorno. Consuma, espere le dejo prendida la luz como a los pollos, para que no pare de consumir, déjeme le atiborro los mercados de cualquier tipo de bienes que le aseguro que le darán prestigio, y consuma, véase lindo, trabaje mucho, y logre asensos, sea exitoso, para que genere más plata y pueda consumir más. Esa es la doctrina de nuestros nuevos dioses, que se da como catequesis en todas las empresas. En todas.

Sonría, atienda bien al cliente, aprenda estos libretos para saber exactamente lo que hay que hacer en cada situación. Los clientes son determinados por tipos. Los clientes no son personas que necesitan algo, son una máquina estudiada en laboratorios de psicología, y categorizadas según sus comportamientos. De acuerdo con el comportamiento que cada cliente muestre, usted como empleado, quien también es solo una máquina, un número, deberá reaccionar con estos guiones. Del guión número 1 al 5 para los clientes expresivos, del 6 al 10 para los clientes analíticos, del 11 al 15 para los controladores, y así sucesivamente. Apréndase este manual de procesos, estos otros tres de servicio, y estos otros dos de buenos modelos y presentación personal. Usted no puede ser auténtico, ni  espontáneo, es peligroso ser espontáneo. Sea juicioso, actúe de acuerdo con estos mandamientos, aténgase a los procedimientos que garantizan la rentabilidad de la empresa, y le aseguro que ganará un ascenso en la escala del paraíso del dinero y el consumo.

Y los empleados se llenan de libretos, procesos, procedimientos, capacitaciones, catequesis de la secta para que el cliente sea FIEL. Si un cliente deja de ser fiel, será su culpa empleado, y entonces tendremos que despedirlo, así que pórtese bien: bien arregladito, una sonrisa inmensa así tenga problemas. ¿Tiene problemas? Lo que necesita es aprender a controlar su emoción para que no le haga mala cara nunca al cliente, y si no le hace nunca una mala cara al cliente, usted es exitoso, es un buen empleado, y ascenderá rápidamente.


Vamos, juiciosos. Eso, obedezca. Y el empleado va, como el ratón detrás del queso. Sin un instante para pensar, para ver. No, no hay tiempo. Los pocos tiempos que quedan son para ir al templo de la secta los fines de semana: el shopping. Y llenarse de comida, cine, ropa, electrodomésticos. Consuma, eso, consuma y será feliz, no piense, consuma, no deje un solo instante libre, porque fundamentalmente los instantes libres pueden conectarlo peligrosamente con usted mismo, y darse cuenta de la trampa del queso.

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