Esto es viejo. Charles Chaplin, a principios
del siglo pasado lo grito en silencio en cada una de sus películas. Pero nadie
lo escuchó, y nadie parece escucharlo ahora. Y no somos capaces de escuchar, o
de ver, simplemente porque el consumo
fascina, porque droga, porque da una sensación de comodidad y poder. Pero pare un rato, haga un
silencio, y pregúntese esa sensación cuánto dura, y qué cambia realmente en
usted como ser humano integral, sus relaciones, su calidad de vida.
Yo me lo pregunté, me lo pregunto todos los
días. Cuando compro algo, la satisfacción puede durar un par de días, tal vez
tres, a lo máximo, y luego viene la costumbre. Normal. El ser humano, como
cualquier criatura, es instintivo. Tenemos necesidades, y una vez saciada esa
necesidad, quedamos satisfechos por unos instantes. Sólo que ese nivel de
satisfacción es como el proceso que hace engordar a una persona. Aquel que come
lo que realmente el cuerpo necesita para vivir, tendrá un estómago pequeño. La
sensación de hambre vendrá, como en cualquier ser vivo, sólo que será saciada
fácilmente y con poca comida. Pero una vez la persona comienza a ingerir
alimentos en exceso, el estómago comienza a crecer, y cada vez será más difícil
llenarse.
Así ocurre con la codicia humana, y con el
proceso del deseo y la satisfacción. Las personas simples, tienen las
necesidades iniciales que cualquier ser humano puede tener. Pero esas
necesidades se llenan fácilmente con las cosas que suplen esa necesidad de
vida, tales como alimento, vestido, esparcimiento, un techo, algún tipo de
mobiliario. Estoy tratando aquí solo las
necesidades materiales del hombre. Entonces, cuando una persona comienza a
ganar dinero en exceso, sus deseos se incrementan, y cada vez será más difícil
encontrar la satisfacción. ¿Entonces qué hay qué hacer? Ya no es suficiente un
trabajo, sino se necesitan dos. Ya no es suficiente un almacén, hay que abrir
una sucursal, y contratar a personas por menor salario que el que uno se
pagaría a sí mismo. El empleado es solo un nombre, una cifra en el balance, un
activo más que se mantiene mientras convenga.
Hay que crecer. Pero el crecimiento tiene un
límite, luego del cual, cualquier cosa se deforma. Las cosas, cualesquiera que
sean, tienen un crecimiento que les da belleza y desarrollo. Ultrapasado ese
límite, la cosa, persona, empresa, sociedad, etc. comienza a deformarse. Es así
que está pasando con nuestra sociedad.
Parece una enfermedad contagiosa. Los países
llamados emergentes tienen que producir, consumir, explotar. Son llamados
emergentes fundamentalmente porque hay muchas personas, y cualquier producto
que logre entrar a uno de ellos, garantizará la riqueza de unos pocos. Pero no
hay retorno. Consuma, espere le dejo prendida la luz como a los pollos, para
que no pare de consumir, déjeme le atiborro los mercados de cualquier tipo de
bienes que le aseguro que le darán prestigio, y consuma, véase lindo, trabaje
mucho, y logre asensos, sea exitoso, para que genere más plata y pueda consumir
más. Esa es la doctrina de nuestros nuevos dioses, que se da como catequesis en
todas las empresas. En todas.
Sonría, atienda bien al cliente, aprenda estos
libretos para saber exactamente lo que hay que hacer en cada situación. Los
clientes son determinados por tipos. Los clientes no son personas que necesitan
algo, son una máquina estudiada en laboratorios de psicología, y categorizadas
según sus comportamientos. De acuerdo con el comportamiento que cada cliente
muestre, usted como empleado, quien también es solo una máquina, un número,
deberá reaccionar con estos guiones. Del guión número 1 al 5 para los clientes
expresivos, del 6 al 10 para los clientes analíticos, del 11 al 15 para los
controladores, y así sucesivamente. Apréndase este manual de procesos, estos
otros tres de servicio, y estos otros dos de buenos modelos y presentación
personal. Usted no puede ser auténtico, ni
espontáneo, es peligroso ser espontáneo. Sea juicioso, actúe de acuerdo
con estos mandamientos, aténgase a los procedimientos que garantizan la
rentabilidad de la empresa, y le aseguro que ganará un ascenso en la escala del
paraíso del dinero y el consumo.
Y los empleados se llenan de libretos,
procesos, procedimientos, capacitaciones, catequesis de la secta para que el
cliente sea FIEL. Si un cliente deja de ser fiel, será su culpa empleado, y
entonces tendremos que despedirlo, así que pórtese bien: bien arregladito, una
sonrisa inmensa así tenga problemas. ¿Tiene problemas? Lo que necesita es
aprender a controlar su emoción para que no le haga mala cara nunca al cliente,
y si no le hace nunca una mala cara al cliente, usted es exitoso, es un buen
empleado, y ascenderá rápidamente.
Vamos, juiciosos. Eso, obedezca. Y el empleado
va, como el ratón detrás del queso. Sin un instante para pensar, para ver. No,
no hay tiempo. Los pocos tiempos que quedan son para ir al templo de la secta
los fines de semana: el shopping. Y llenarse de comida, cine, ropa,
electrodomésticos. Consuma, eso, consuma y será feliz, no piense, consuma, no
deje un solo instante libre, porque fundamentalmente los instantes libres
pueden conectarlo peligrosamente con usted mismo, y darse cuenta de la trampa
del queso.