Quise hacer este artículo, no para defender ninguna religión, ya que no sigo ninguna, sino más bien como una forma de llamar a las personas que dicen que practican una, para revisar si las acciones que llevan están de acuerdo con las enseñanzas de quien siguen. Porque siento que una religión no es la iglesia a donde vamos, ni las oraciones que elevamos, ni las fiestas que celebramos en su nombre. La verdadera práctica de una religión, es en la vida. Porque es en la vida donde nos acercamos o nos alejamos de eso que decidimos seguir como verdadero.
Me llama siempre la atención, que muchas personas católicas y cristianas que conozco, que han sido bautizadas, confirmadas, casadas y nuevamente bautizados sus hijos, lleven vidas completamente opuestas a las enseñanzas vitales que dejó Jesús.
Me llama siempre la atención, que muchas personas católicas y cristianas que conozco, que han sido bautizadas, confirmadas, casadas y nuevamente bautizados sus hijos, lleven vidas completamente opuestas a las enseñanzas vitales que dejó Jesús.
Como uno de
los maestros más importantes, reconocidos y perdurables de la humanidad,
independiente de las miles de religiones que han venido luego continuando con
su doctrina, Jesús vino fundamentalmente a dejar un mensaje definitivo para la
humanidad, que me gustaría recordar, ya
que considero que si realmente todos los que se llaman pertenecientes a esa
religión practicaran sus enseñanzas, el mundo sería diametralmente distinto.
El pasaje que para mi resume el mayor de los legados de Jesús, escrito en la biblia por Mateo, es esta, que releo cada
vez que me siento llamada por el materialismo.
El verdadero
tesoro
“No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre
destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el
cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no
penetran ni roban; porque donde esté tu
tesoro, allí estará también tu corazón. La lámpara del
cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de
luz. Pero si tu ojo
está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay
en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad! Nadie puede servir a
dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se apegará a uno y
despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué
comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida
más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan,
ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta.
¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? ¿Y quién de vosotros, por ansioso que esté, puede
añadir una hora al curso de su vida? Y por la ropa,
¿por qué os preocupáis? Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan,
ni hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno
de éstos. Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es
echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de
poca fe? Por tanto, no
os preocupéis, diciendo: ``¿Qué comeremos? o ``¿qué beberemos? o ``¿con qué nos
vestiremos? Porque los
gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial
sabe que necesitáis de todas estas cosas. Pero buscad primero
su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Por tanto, no os preocupéis por el día de mañana;
porque el día de mañana se cuidará de sí mismo. Bástele
a cada día sus propios problemas”.
Hace muchos años, comencé a confiar en el universo, y años después
conocí y me enamoré de este texto. Puedo dar testimonio absoluto que es real. Nunca
me ha faltado el trabajo en justa medida, la comida en justa medida, la ropa en
justa medida. Cuando dedico mis días a encontrar lo bello, lo esencial, a
rechazar lo que me hace daño y le hace daño a otros, el resto aparece por
añadidura, cuando hago lo contrario, en mí solo surge la ansiedad, la codicia y
la ambición.
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